¿Por qué el colegio Mackay ha creado un espacio de aprendizaje al aire libre o sala de clases?
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¿Por qué el colegio Mackay ha creado un espacio de aprendizaje al aire libre o sala de clases?

¿Por qué el colegio Mackay ha creado un espacio de aprendizaje al aire libre o sala de clases?

Al ser un colegio de varones, una de las cosas más importantes para nosotros es saber que los niños aprenden de una manera ligeramente diferente a las niñas. En el pasado he trabajado en varios colegios de niños y niñas y siempre me he dado cuenta que el buen aprendizaje requiere compromiso y por lo general algún tipo de actividad.

Dado que no hay una diferencia innata en la capacidad entre los sexos, la motivación desempeña un papel clave. Creo que las niñas tienen una gama más amplia de motivos para trabajar arduamente, incluyendo agradar al profesor, al padre o madre o simplemente hacerlo por el bien de ella. Los niños, sin embargo, requieren un claro sentido de propósito y una razón por la que vale la pena estar atentos. Los niños son más económicos en sus esfuerzos. Ellos quieren saber cuál es el ‘valor’ del mismo y a veces no trabajarán tan arduamente para un examen a menos que continúen con ese tema o asignatura en el futuro.

Por lo tanto, motivar a los niños es fundamental. En el Mackay se les dice a los profesores incluir cinco C’s en cada lección: contexto, criterios, cronómetro (reloj), corregir y chequear. Los niños necesitan estar activamente comprometidos y desafiados a pensar y aplicar el conocimiento. Cada clase debe establecerse en contexto, que calce dentro de su aprendizaje y los criterios para el éxito deben ser claros. El ritmo es importante y también un sentido del tiempo, así como lo es en la cancha de deportes. Recomendamos una evaluación regular de menor riesgo ya que los niños harán el trabajo porque saben que serán evaluados y está la satisfacción de hacerlo bien. Ellos además son naturalmente competitivos.

Por supuesto, hay muchos niños extremadamente diligentes, trabajadores y muchas niñas que no lo son. Todo el mundo es diferente. Tengo tres hijos y una hija y he trabajado como rector en varios colegios en todo el mundo y por lo tanto tengo alguna experiencia de enseñar a niños.

Al comenzar el colegio a los cuatro años, sentarse todavía es difícil y especialmente para los niños pequeños. Las habilidades motoras finas de las niñas tienden a ser más avanzadas, por lo que el pintar y el dibujo se les da más fácilmente a ellas, mientras que los niños generalmente prefieren jugar en el exterior, gastando su enorme energía.

¿Qué otras razones tenemos?

Todos sabemos que pararse y salir al exterior no sólo es bueno para los alumnos sino es necesario para su salud y los datos lo respaldan. Un estudio de niños de 10 a 12 años en Australia publicado en la Revista Internacional de Obesidadencontró que la educación al aire libre puede ser un factor clave para evitar la obesidad infantil. El autor Richard Louv ha acuñado la frase “trastorno por déficit de naturaleza” para describir los efectos nocivos en los estudiantes con demasiada sobreestimulación en el interior, incluyendo trastorno de déficit de atención, ansiedad, depresión y sí, obesidad. Como él dice, “a medida que los jóvenes gastan menos de sus vidas en un entorno natural, sus sentidos se estrechan, fisiológicamente y psicológicamente, y les negamos el acceso a una parte fundamental de su humanidad”.

Un estudio de 2008 de colegios Americanos (Hollywood) encontró que “una cantidad significativa” de los estudiantes mostró mayor entusiasmo sobre el aprendizaje al aire libre, lo cual los investigadores citaron como prueba de que los estudiantes quieren aprender en diferentes contextos. Además, descubrieron que los efectos positivos sobre los niveles de motivación de los estudiantes se trasladaban al aprendizaje tradicional en una sala de clases una vez que el aprendizaje al aire libre había concluido.

No sólo mejoran los comportamientos de los alumnos aprendiendo fuera del aula, sino que también mejora su capacidad de comportarse en un entorno educativo. El estudio de Hollywood demostró sustancialmente que el número de estudiantes concentrados aumentó cuando la enseñanza se trasladaba fuera de la sala de clases. Otros estudios han encontrado el ajuste social, el autoconcepto y la cohesión grupal – todas las potenciales dificultades  que dan lugar a un comportamiento deficiente en el aula – mejoran a través de la educación al aire libre. Incluso el manejo de un mal comportamiento, se hace más facil para los profesores cuando la enseñanza se hace fuera del aula tradicional. Louv dice: “no puedo decir cuántas veces los profesores me han comentado que el alumno problemático de su sala se convierte en el líder en un entorno al aire libre”.

Una manera probada de mejorar la memoria es experimentar algo nuevo y desconocido, que libera dopamina en el hipocampo donde se crean los recuerdos. Obviamente, las aulas donde día tras día, la iluminación, la temperatura, el diseño y el decorado son siempre los mismos no tienen mucho que ofrecer en esta área. Pero mover la clase afuera abre un mundo de estímulos frescos para los sentidos que tienen un poder asombroso para grabar y resguadar en el cerebro cualquier información que se estaba aprendiendo en ese momento.

Por lo tanto, es importante crear tantas oportunidades de aprendizaje para el niño como sea posible y es por esta razón que el colegio Mackay ha creado el “Callanish”. El nombre Callanish proviene de una formación de piedras escocesas erguidas que forman un círculo. Nuestro Callanish no está hecho de piedra sino de madera y si viene a ver nuestro espacio de aprendizaje verá la conexión entre las dos estructuras.

 

Why has the Mackay School created an outdoor learning space or classroom?

Being a boy’s school one of the most important things for us is to realize that boys learn in a slightly different way to girls. I have worked in several coeducational schools in the past and have always realized that good learning requires engagement and usually some sort of activity.

Since there is no innate difference in ability between the sexes, motivation plays a key role. I believe that girls have a broader range of motives for working hard, including pleasing the teacher, parent or doing it for the sake of it. Boys, however, require a clear sense of purpose and a reason why it’s worth bothering. Boys are more economical with their efforts. Boys want to know what the ‘value’ of it isand sometimes will not work as hard for an examination unless they are continuing with that subject in the future.

Motivating boys is, therefore, critical. At the Mackay School, teachers are told to include five ‘C’s in every lesson: context, criteria, clock, correct and check. Boys need to be actively engaged and challenged to think and apply knowledge. Every lesson should be set in context — where it fits within their learning — and the criteria for success needs to be clear. Pace is important, and a sense of time, just as it is on the sports pitch. We recommend regular low-stakes assessment as boys will do the work because they know they’ll be assessed, and there’s the satisfaction of getting it right. They’re also naturally competitive.

There are, of course, many extremely diligent, hard-working boys, and many girls who aren’t. Everyone is different. I’ve three sons and one daughter and have worked as a Rector in several schools around the world and therefore have some experience of teachingboy´s.

When starting school at four, sitting still is hard, and especially so for little boys. Girls’ fine motor skills tend to be more advanced, so colouring and drawing come more easily to them, while boys usually prefer charging around outside, expending their enormous energy.

What other reasons do we have?

Anecdotally we all know getting up and moving around outside is not only good for students but necessary for their health, and the data backs it up. A study of 10- to 12-year-olds in Australia published in the International Journal of Obesity found outdoor education can be a key factor in avoiding childhood obesity. Author Richard Louv has coined the phrase “nature-deficit disorder” to describe the harmful effects on students of too much indoor overstimulation, including attention-deficit disorder, anxiety, depression, and yes, obesity. As he puts it, “As young people spend less of their lives in natural surroundings, their senses narrow, physiologically and psychologically, and we deny them access to a fundamental part of their humanity.”

A 2008 study of American (Hollywood) schoolsfound “a significant amount” of the students showed enhanced enthusiasm about outdoor learning, which the researchers cited as proof students do want to learn in different contexts. Moreover, they found that the positive effects on the students’ motivation levels carried over to traditional indoor learning after the outdoor learning had concluded.

Not only are students’ environmental behaviors improved by learning outside the classroom, but their ability to behave in an educational setting is improved as well. The Hollywood elementary study found as much, as the number of on-task students increased when the education moved outside. Other studies have found social adjustment, self-concept, and group cohesion — all potential pitfalls that result in poor classroom behavior — improved through outdoor education. Even handling misbehavior becomes easier for teachers when the education is out of the traditional classroom. Louv says, “I can’t tell you how many times teachers have told me that the troublemaker in their classroom becomes the leader in an outdoor setting.”

A proven way to improve recall is to experience something new and unfamiliar, which releases dopamine into the hippocampus where memories are created. Obviously, classrooms where day in and day out the lighting, temperature, layout, and scenery are always the same does not have much to offer in this area. But moving the class outside opens up a world of fresh stimuli for the senses that have an amazing power to lock into the brain and secure whatever information was being learned at the time along with it.

Therefore, it is important to create as many learning opportunities as possible for boy´s outsideand this is why the Mackay School has created “Callanish” for this reason. The name Callanish comes from an arrangement of Scottish standing stones placed in acircle. Our Callanish is not made of stone but wood and if you come and see our learning space you will see the connection between the two structures.

 

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